Historias de terror varias.
1º Y 2º DE ESO
Técnica: E4
LA MUJER DEL PASILLO
Una
noche de Halloween, por hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que
siempre me arrepentiré. La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma
extraño, no sé definirlo con palabras; unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija
que mi familia siempre ha tenido guardada... Era de mi bisabuela, la cual había
muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre había querido conocerla. Mis
amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, puesto que quería hablar con mi
bisabuela.
La sesión
comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado,
pero ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación
oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos.
Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo,
concentrándose, de repente, el puntero de la Cuija comenzó a moverse.
Preguntamos al unísono, quién era, pero no respondió.
El puntero se
movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y
lentamente, formó las siguientes palabras: "estoy yendo a por
vosotros".
Era una mujer,
que estaba en el pasillo y gritaba por entrar a mi habitación. El cerrojo
estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo.
La mujer gritaba
desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla.
La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de
abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados.
Entonces me di cuenta: Era mi bisabuela; algo me lo decía, aunque no podía
explicar cómo lo sabía.
Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me
agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios.
Nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo
que no nos acercáramos. Nos quedamos de piedra.
La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Os lo advertí, y no me
hicisteis
caso, ahora
moriréis!". Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos
mataría. Intentamos abrir la puerta, pero no pudimos. Los gritos volvieron a
cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de
mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro,
dando patadas a la puerta para abrirla.
Escribo mi historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, pues acabo
de salir de la cárcel, culpado por el asesinato de mis amigos, los cuales
encontré muertos cuando conseguí abrir la puerta de mi habitación.
ESTAS SOL@
Elvira era una niña de unos
diez años que no tenía papá, su mamá trabajaba todo el tiempo por lo que tenía
que dejar a su hija sola en casa, pero una noche, sintió un escalofrío y tuvo
miedo de dejarla
sola, pero como no podía dejar su trabajo ya que era su único sustento decidió
irse.
"voy a
llamarte cada 2 horas para ver cómo estas y no le abras a nadie, cuando llegue
tocaré la puerta tres veces".
La madre cerró
la puerta y se marchó, Elvira, asustada y sola decidió dormir para que pasara
el tiempo sin darse apenas cuenta .
Al poco rato, el
teléfono sonó despertando a la niña, se levantó del sillón y apresurada cogió
el teléfono con la esperanza de escuchar la dulce voz de su madre:
- Mamá, ¿Eres tú?,
¿mamá?,¿mamá?....
Pero nadie
contestó. Desilusionada y asustada colgó el teléfono y se fue a la cama
mientras se tranquilizaba para quitar importancia a lo ocurrido.
- Después de todo la llamada se habrá cortado. Pensó Elvira.
De pronto, antes
de que se acostase el teléfono volvió a sonar, al llegar y descolgarlo:
-¡Bueno..mamá no
es gracioso contesta..mamá, estas asustándome!.
Elvira colgó de
nuevo el teléfono y regresó a la cama, esta vez más asustada.
De pronto
llamaron la puerta TOC TOC pero no hubo una tercera vez por
lo que Elvira
decidió no abrir ya que su madre le había dicho que tocaría tres veces.
Al caer la noche
la madre no había regresado y Elvira empezó a preocuparse y de nuevo el
teléfono sonó.
-Bueno..mamá, ya
es tarde ven a casa.
Del otro extremo
del teléfono sólo se escuchó:
-Tu estas sola
ahora.
Elvira colgó
rápidamente el teléfono desesperada empezó a llorar corrió hacia la puerta para
ir con alguno de sus vecinos para que llamaran a la policía, pero al salir
Elvira encontró el cuerpo de su madre tirado en el suelo, ensangrentado,
desgarrado totalmente, sus piernas horriblemente torcidas hacia ambos lados,
sus brazos
quebrados como
si un tráiler hubiese pasado varias veces por encima.
Elvira no pudo resistir el tremendo impacto y cayó desmayada perdiendo el
conocimiento, cuando despertó. Cuando despertó ya estaba en un centro de
psicología infantil.
Aunque la
ayudaron a superar la traumática experiencia, ella no dejaba de soñar con esa
voz que le decía una y otra vez:
- Tú estás sola
ahora…
Los psicólogos
creían que Elvira había sido la culpable de la muerte de su madre, pero Elvira
pensaba que eso no era cierto.
Elvira quería
mucho a su madre y soñaba todos los días con ella.
Hoy aunque han
pasado diez años de aquel trágico incidente, Elvira sigue en tratamiento y
totalmente traumatizada en un centro psicológico.
¿Qué cómo se
todo esto?, simplemente porque yo soy Elvira y quiero decirte a ti que estás
leyendo estas líneas:
- TU ESTAS SOL@
AHORA.
TERROR
Es
de noche. Una noche oscura y tormentosa. La lluvia arrecia fuertemente. Una
chica camina de forma apresurada, sin paraguas, protegida con un largo abrigo
rojo. El agua ha empapado su melena pelirroja. Está asustada. No hay nadie por
la calle, sólo ella y su miedo. Recuerda lo que ha oído sobre las otras chicas,
jóvenes como ella, aparecieron muertas, con dos perforaciones en el cuello,
mutiladas, y con una expresión en sus caras de profundo terror. Los forenses
dictaminaron que fueron torturadas y mutiladas en vida.
Posteriormente
se les causó la muerte con un objeto punzante en el cuello.
Pero la gente sabe la verdad, aunque nadie se atreve a decirlo por el pánico
que les produce el sólo hecho de oírse a sí mismos. Ha sido el Vampiro, el
Señor de la noche, ella es su aliada, a él sirve. Es un ser inmortal, existe
sin vida a través de los tiempos, alimentándose de la sangre de los humanos,
jugando con ellos, disfrutando con su sufrimiento. Gobierna el mundo en las
sombras.
La joven tiene
la sensación de que alguien la observa. Su corazón palpita con fuerza, su
respiración se vuelve agitada, se muerde el labio haciéndolo sangrar, todo su
cuerpo se agita tembloroso. La sensación de sentirse observada se vuelve
certeza para ella. Corre, su corazón se ha desbocado por el pánico, parece
querer salir a través de su pecho. Apenas puede ya respirar, no por el esfuerzo
físico, el miedo la ha hecho respirar tan apresuradamente que le duelen los
pulmones. Siente un sabor ácido en su boca, no sabe su origen, no sabe que es
el sabor del terror. Sus pupilas se dilatan, su cara se vuelve blanca como la
nieve. Corre, llora aterrada. En su carrera tropieza y cae. Su mandíbula golpea
brutalmente el suelo. Llorando levanta lentamente la cabeza.
Un rayo cae
entonces iluminando en la oscuridad. Entonces lo ve, de pie a unos metros por
delante de ella, mirándola con una mezcla de majestuosidad y profundo
desprecio. Su larga capa negra ondea al viento huracanado. Sonríe con placer
mirando a su futura víctima. Lentamente se acerca a ella. Ésta chilla aterrada,
clavando sus llorosos ojos en los del monstruo. Agarra un crucifijo que porta
al cuello en una cadena, lo dirige hacia delante. Entonces se da cuenta de que
no puede moverse, todos los músculos de su cuerpo están rígidos como una sólida
piedra. Es el poder del maligno, piensa. Ha oído que éste paraliza a sus
víctimas con su poder sobrenatural. Pero entonces se da cuenta, no es el
Vampiro quien la ha paralizado, es su propio miedo. Ese es el poder del
monstruo, infundir el terror en sus víctimas paralizándolas. El Señor de la
noche esboza una sonrisa sádica mientras se acerca a su víctima. La proximidad
del crucifijo parece quemarle la cara, pero disfruta en una especie de actitud
masoquista.
La joven grita
con todas sus fuerzas hasta perder la voz. Pero no es lo único que pierde.
También desaparece su conciencia de la realidad. Ya no ve al Vampiro, ni
siquiera sabe que está ahí. El terror inunda cada rincón de su mente. Esa es
ahora toda su realidad, el terror. El monstruo lo sabe, lo ha visto muchas
veces. Contempla a su víctima paralizada y enloquecida por el terror. El
Vampiro ríe complacido. Su risa resuena ensordecedora en las profundidades de
la noche. La torturará largo rato, la mutilará, y después la matará bebiéndose
su sangre. Y gozará plenamente haciéndolo.