lunes, 17 de octubre de 2016

LENGUA CASTELLANA Y LITERATURA - 1º DE ESO - 18/10/16

TÉCNICA: E2
TEXTO:


Una mañana, del tablón de anuncios de nuestro colegio colgaba un anuncio escrito a mano que decía lo siguiente:
¿TIENES PROBLEMAS CON EL COCODRILO? ¿NO SABES QUÉ HACER CON EL VARANO ESTAS VACACIONES?
Queridos compañeros:
La pensión de animales Sieben está dispuesta también este año a cui- dar cariñosamente de vuestros animales domésticos durante las vaca- ciones. Los interesados han de comunicárselo a Hugo Sieben, de sexto.
Delante del tablón se habían congregado algunos alumnos y alumnas que pa- recían reaccionar con sorpresa y entusiasmo ante este anuncio. También yo estaba sorprendido, pero nada entusiasmado. Al fin y al cabo, Hugo Sieben era yo, solo que no tenía una pensión de animales ni quería abrir una. Únicamente podía tratarse de una de las famosas bromas de mi amigo Alfi, cuya pésima letra le delataba. [...] Cuando entré en clase buscando al malhechor, dos chi- cas salieron disparadas de sus asientos, Claudia y Lili, y me asediaron para que cuidara a su periquito Egon y a su tortuga Carmencita. Incluso Gunilla la inabordable, que en clase se sentaba dos filas delante de mí, me obsequió con una versión especial de su sonrisa matinal.
—¿Admites también perros de aguas, Hugo?
—¡Admite hasta varanos! —dijo Luis Wollen desde la pizarra, mientras la llena- ba de monigotes—. ¡Él mismo lo ha escrito en el tablón de anuncios!
—¡Yo no he escrito nada! —protesté furioso.
Pero en ese momento llegó corriendo mi amigo Alfi con un papel y un lápiz en la mano y empezó a interrogar a Gunilla sin más rodeos. [...]
Mientras Alfi apuntaba las direcciones de Claudia, Lili y Gunilla con gesto re-
Alfi mal de la cabeza? Si lo que había querido era tomarme el pelo..., ¡allá él! Pero la broma que se traía ahora con las chicas, francamente, era excesiva. [...]
—Alfi, eres muy convincente, de verdad —le dije por fin, reconociendo su mérito—. No me enfado porque te burles de mí. Pero no está bien que te burles de las chicas. Ni de todos los demás del colegio que se tomen en serio esa estupidez del tablón de anuncios.
trabajo para las vacaciones. Me dijiste que a ver si se me ocurría algo. Y ya se me ha ocurrido algo.
—¡Pero no una pensión de animales! —grité horrorizado. —¿Y por qué no? Se puede conseguir un buen dinero. [...]
me echa de casa!
nos repartiremos los animales. ¿Es que creías que te iba a dejar plantado? Christamaria Fiedler, El verano de los animales, Alfaguara.

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