lunes, 23 de octubre de 2017

Un buen comienzo

“UN BUEN COMIENZO”
Pablo se dirigía, con su mochila nueva a la
espalda, hacia su colegio. Había aprobado todo el curso
anterior y por ello había dedicado todas las vacaciones
a divertirse sin otra obligación -cada día- que pasarlo
mejor que el anterior. En su cabeza iba recordando con
nostalgia cómo esos estupendos días habían pasado y
cómo de nuevo le esperaban unos largos meses de
tareas, estudios, madrugones... ¡En fin!, le esperaba el colegio.
Ayer mismo se había dado el último chapuzón en la piscina. Se juntó toda la familia
para apurar las vacaciones y fue fantástico, no falto de nada: risas, las historias divertidas de
su tío Lorenzo, que mantenía el misterio sobre cual era su trabajo, al que siempre se refería
con las siglas “B.S.L.N.” y que hasta ese mismo verano, por fin les desveló que era de la
“Brigada Secretísima de Limpieza Nocturna” también conocidos como B.A.S.U.R.E.R.O.S.;
pero todo era una historia fantástica más de su loco tío, ya que en realidad su esposa les
había contado en secreto, unos años antes, que era actor de películas infantiles y que había
protagonizado varias películas en el extranjero.
También le llegaban a la cabeza las largas noches que no tenía obligación de
acostarse a una hora temprana y -sobre todo- la noche de agosto en la que habían
aprovechado para ver la lluvia de estrellas, que su tío les aseguró que se se llamaban igual
que él, por ser el encargado de indicarles cómo tenían que caer en la tierra para que no les
diera a nadie en la cabeza.
Todos los recuerdos del ese fabuloso verano iban saliendo atropelladamente en la
memoria de Pablo y, a cada paso que daba acercándose al colegio, sentía cómo las piernas
le pesaban más y más. Faltaban ya escasos metros para llegar a la puerta principal y entre
toda la multitud de abuelos, papás, niños pequeños llorando abrazados a las piernas de sus
mamás, pudo ver que en la fila de su clase había una chica nueva, con el pelo tan brillante
que el sol se reflejada en ella más que en las demás.
En ese momento a Pablo se le olvidaron todas las aventuras que había vivido durante
esas fabulosas vacaciones y sólo tenía ojos para contemplar la larga trenza que recorría
toda la espalda de la nueva compañera, que estaba tan bien trenzada que ni la maestra de
manualidades la hubiera hecho mejor. Observó cómo sus movimientos eran tan delicados y
sincronizados que parecía que estaba en clase de educación física, y cómo el sonido de su
voz le llegaba hasta sus oídos al son de campanillas del aula de música.
Se quedó inmóvil a sólo unos escasos metros de ella, con la boca entreabierta y los
ojos de par en par, cuando de repente su amigo Miguel le dio un palmetazo en el hombro y
dijo: ¿Qué tal las vacaciones, Pablo?
 ¡¿Qué?!..., ¿qué vacaciones? - y eso fue lo único que salió de la boca de Pablo el
primer día de colegio.

Texto: José Miguel de la Rosa Sánchez
Comprensión lectora: Silvia Asuero
Imagen: phillipmartin.info

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